Responsabilidad

En mi columna para Excélsior del 26 julio de 2014, quería discutir la diferencia entre responsiveness vs. accountability y al final salió algo un poco distinto.

Responsabilidad

El 19 de julio pasado falleció un niño de 13 años de la comunidad de San Bernardino, en Puebla. Este menor de edad fue víctima del enfrentamiento entre manifestantes y la policía local. Algunos testigos afirman que fue víctima de una bala de goma pero el gobierno estatal afirma que fue de un cohetón de los manifestantes. El gobierno de Puebla no acepta responsabilidad directa de este deceso, pero sí echó para atrás la ley que permitió el uso de tales balas de goma.

¿Quién será traído a cuentas por esta tragedia? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que correrá mucha tinta tratando de evaluar el impacto de este hecho en las reales o presuntas aspiraciones políticas del gobernador Rafael Moreno Valle. En lo personal, desconozco ese supuesto impacto, pero me parece lamentable que nos preocupemos más por eso que por saber quién o cómo se le hará justicia al afectado.

En el caso de la casa hogar de La Gran Familia, se ha discutido más siMamá Rosa tuvo o no responsabilidad directa de los abusos y vejaciones sufridos por los menores residentes de la casa hogar, que en la tolerancia o inacción del gobierno federal o local durante tantos años. ¿Mamá Rosaes inocente o no? No lo sabemos, pero resulta lamentable que nos preocupemos más por eso que por identificar a los servidores públicos que se hicieron de la vista gorda por años. ¿A ellos cuándo o cómo se les castigará?

Consideremos ahora el caso de la Línea 12 del Metro en el Distrito Federal. Tanto la inversión inicial como el costo social de mantener fuera de operación la línea o el costo de repararla son de miles de millones de pesos. ¿Quiénes fueron los responsables de este estrepitoso fracaso? ¿Cómo serán sancionados? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que se escribirá mucho menos de eso que de tratar de anticipar el impacto de este incidente en las reales o presuntas aspiraciones políticas de Marcelo Ebrard o Miguel Ángel Mancera.

Si las reformas estructurales de este sexenio tienen éxito, todos querrán colgarse la medalla pero es probable que el principal beneficiario sea el PRI. Pero si fracasan, la responsabilidad quedará diluida entre el Ejecutivo y las coaliciones legislativas que participaron en ellas. En breve nos preguntaremos qué partido político saldrá más o menos beneficiado en las urnas y se escribirá más sobre eso que sobre el impacto real de dichas reformas en el bienestar de los mexicanos.

El común denominador de los cuatro casos anteriores es que no resulta claro cómo identificar a los responsables de una buena o mala política pública ni cómo premiarlos o castigarlos. Estos casos ilustran la fragilidad de la rendición de cuentas en nuestro país.

La rendición de cuentas puede ser vertical u horizontal. Entre los procesos de rendición de cuentas vertical están las elecciones —donde los votantes emiten en las urnas un juicio sobre el desempeño del gobierno o partido en el poder—, pero también pueden considerarse las estrategias de movilización social o el monitoreo ciudadano.

Sin embargo, la rendición de cuentas vertical no es suficiente porque los votantes no cuentan con la información necesaria para evaluar a todos los servidores públicos o, aun teniéndola, no cuentan con los mecanismos de sanción adecuados: a menudo los votantes ignoran cuán corruptos o ineptos son sus gobernantes o legisladores. Pero aun teniendo ciertos indicios, los ciudadanos no cuentan con mecanismos adecuados para castigarlos: los votantes no pueden sancionar al gabinete de un Ejecutivo ni a sus subalternos, por ejemplo.

Para paliar esta insuficiencia son necesarios otros mecanismos. La “rendición de cuentas horizontal” son aquellos mecanismos en que un poder o autoridad es vigilada o monitoreada por otra autoridad de jerarquía similar, tal y como ocurre en los regímenes de separación de poderes, o bien por la vigilancia de órganos autónomos. En México contamos con ambos mecanismos de rendición de cuentas pero éstos claramente son insuficientes en los hechos.

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