La crisis de mitad de carrera

Hace 10 años, un grupo de estudiantes me buscaron para decirme que querían salirse del CIDE por varias razones. Platicamos largo rato y, al día siguiente, les escribí algunas líneas sobre “la crisis de mitad de carrera”. Esta es una versión revisada de aquellas notas. Se las paso al costo por si a alguien le sirven (estudie o no en el CIDE). Aquí encontrarán otras entradas con consejos académicos de distinta índole.

 “¿Por qué nos hacen sufrir tanto en la licenciatura?”

No sé (yo no estuve allí cuando se tramó el complot), pero veo varias razones claras:

  1. El rezago en la calidad de la educación media y superior en México es de miedo.
  2. El rezago en la calidad de las ciencias sociales en México es de pavor.
  3. Para cambiar las cosas, alguien tiene que esforzarse más que la generación previa.

Es cierto, la vida podría ser más leve en la universidad. Pero si partimos de  la premisa que el país necesita más cuadros de excelencia y no menos, ¿dónde ponemos la raya?  Todo mundo cacarea que la educación hace milagros y que urge se inviertan más recursos en ella, etc.  Bien, pues junto con esos recursos algunos alumnos tienen que invertir sudor y lágrimas para que avancen las cosas. Así funcionan las inversiones de largo plazo. 

“Es que a mí la licenciatura X me ha decepcionado, no es lo mío”

Aquí la cosa es más complicada.  Primero, es perfectamente plausible que sobreviviste los primeros dos años de tortura sólo para descubrir que “esto no era lo tuyo”.  Pero también es plausible que estos dos años te desgastaron tanto que ya no le ves sentido a seguir aquí, pero esto puede cambiar. Y también es plausible que sea demasiado pronto para que valores objetivamente lo que estás recibiendo en tu universidad.

En lo personal, opino que si sobreviviste el inicio, es muy probable que al final acabes sacando algo bueno de tu licenciatura.  Mi evidencia anecdótica me indica que la presión baja mucho del sexto semestre para arriba. Y quienes pueden irse de intercambio un semestre, por lo general regresan frescos para el jalón final de la tesina.

Muchos buscan “grandes respuestas” en la licenciatura.  Les anticipo de una vez que sólo encontrarán respuestas parciales.  Muchos de tus profesores así empezamos, y así nos seguimos al posgrado, y hasta la fecha seguimos buscando “las grandes respuestas”.  Otros ya hasta dejaron de buscarlas. Lo bueno es que la ciencia avanza, así sea con respuestas parciales.

“Es que lo mío es el área X y casi no hay cursos de lo mío. Me engañaron y ahora me voy”

Antes de que te indignes, considera si esta puede ser una cuestión de actitud o de información limitada.  En las entrevistas de admisión, es probable que nos hayas dicho que “el plan de estudios estaba padrísimo” y que era claramente superior a otras opciones. Dos años después, resulta que alguien te engañó. ¿Será cierto? Quizá lo que sucede es que tus expectativas y lo que quieres de tu carrera son muy diferentes cuando entras a la universidad y eres un(a) joven sagaz, que 24 meses después, cuando descubres que una de tantas cosas en la vida que no está siendo lo que tú esperabas, es tu licenciatura.

Y es en este punto donde tu actitud será determinante: ¿cómo lidiar con algo que no cumple tus expectativas? Hay tres opciones. Una es, en efecto, cambiar de ruta o escuela o novio(a) o amigos(as) o casa: muchas veces cambiar es la mejor decisión pero hay que calcular costos y beneficios con cuidado. Una segunda es ajustar tus expectativas para que tu situación actual no parezca tan mala (y aquí también hay que irse con cuidado, pues tampoco es bueno acostumbrarse a vivir sufriendo). La tercera opción es hacer ligeros ajustes a tus expectativas, pero junto con grandes ajustes en lo que haces día con día, de modo que tu situación pase de triste a privilegiada. A mi modo de ver, las personas más impacientes tienden a la opción uno, los pasivos a la dos, y los proactivos tienden a la tres, y existen varias combinaciones en medio. ¿Cuál elegirás tú?

Yo no sé qué se siente estudiar aquí, pero sé que tu carrera es lo que tú hagas con ella: toma las riendas. Aquí van algunas sugerencias al vuelo:

  1. Si lo que te dan a leer no te satisface, lee otra cosa. Si no te da tiempo, desvélate que aún eres joven.
  2. Si tu profesor ignora los temas que te interesan, recuérdaselo y pídele que aborde temas de tu interés. Si te sigue ignorando, busca un profesor más afín a tus intereses, invítale un café y pídele asesoría y sugerencias de lectura. Si todos los profesores te parecen marcianos, intenta el punto 1 de nuevo.
  3. Si los cursos de “lo tuyo” son optativas y hay pocas optativas, métete de oyente a las optativas u otros cursos curriculares aunque vayas en quinto o sexto semestre. Dudo que alguien te vaya a correr del salón por querer estar allí.
  4. Utiliza tus trabajos semestrales para profundizar en “lo tuyo”. Si tienes muchos trabajos, platica con profesores para que te permitan hacer un mismo trabajo para varias clases  (¡pero no hagas trampa!).
  5. Utiliza tus veranos en cosas productivas, asiste a los seminarios y conferencias a los que no te da tiempo asistir cuando tu universidad te explota con lecturas o exámenes.
  6. Si ya probaste todo lo anterior y aún así no te hallas, entonces quizá el problema pueda ser más profundo.
  7. El punto es que antes de tirar la toalla o culpar a los demás, intentes sacar el mejor provecho de tu licenciatura. Si no estás “aprendiendo nada”, el que pierde su tiempo serás tú.

“Sí me gusta mi universidad, pero ya me cansé. A lo mejor no es tan importante tener la licenciatura perfecta o ni siquiera terminarla”

En sentido estricto, la licenciatura sirve para que descubras tus potenciales y para que aprendas herramientas que te pueden ayudar. En tu vida profesional futura, es improbable que recurras al cálculo o medites sobre el legado de uno y otro autor vivo o muerto.Pero lo que sí sabrás es cómo resolver problemas de manera analítica, sabrás buscar y contrastar las ideas de otros, tendrás referentes históricos para ilustrar tus ideas, y quizá hasta podrás hacer predicciones ratchoiceras en navidad para divertir a tu familia.

En sentido práctico, la licenciatura sirve para conseguir un título de cierta reputación, y con el cual el mercado laboral distinguirá entre tu productividad potencial, la de otros graduados, y la de muchos (muchísimos) no graduados. Tu título dice en clave algo así como: “Yo decidí embarcarme en un proyecto de 4 o 5 años en la universidad X y lo terminé satisfactoriamente. Si el mundo me contrata para retos similares o más difíciles, me irá igual o mejor”. Tu licenciatura es una señal, pues.

Si decides irte a un posgrado, el título y el promedio son un requisito de entrada, nada más y nada menos.  A tus profesores les importará mucho tu desempeño a la hora de escribir cartas de recomendación. Al posgrado no le importa si tu tesis fue parteaguas o no, ni si tu licenciatura te hizo feliz o no, le importa que tengas la motivación y capacidad suficiente para echarte otros tantos años más haciendo tareas académicas. Si te esfuerzas lo suficiente, te irá muy bien en un posgrado porque tendrás bagaje y herramientas sobradas para salir adelante. Nada es gratis.

Por último, el importante asunto de las calificaciones. En el mercado laboral 9 y 9.5 son casi lo mismo porque tu primer jefe probablemente será un cuate de ocho que llegó con palancas (o a lo mejor ni se ha graduado aún). Para ganarte su chamba (y no tener que andar buscando palancas como ese cuate), primero tienes que terminar tu licenciatura y tu tesis. Como dije antes, tener más y más egresados universitarios de calidad es un paso necesario para cambiar las cosas. Haz tu parte y no te rindas. Por otro lado, en el mundo del posgrado, un 9.1 de una buena universidad vale más que un 10 de alguna universidad o carrera barco. Si tú y alguien más tienen 9.5, te juro que no hace falta envenenar su refresco: lo más probable es que habrá chamba y/o beca para los dos porque en el mundo hay cientos de oportunidades para quienes están dispuestos a pagar el costo de entrada.

*Aquí encontrarán más entradas con consejos académicos de distinta índole.
Y aquí algo más sobre el significado de la vida (¡oh sí!) y what the hell is water?

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