El viernes 5 de junio tuiteé 10 ideas rápidas sobre el debate entre voto nulo vs. voto de castigo. Aquí los recopilo for the record. Y, por si acaso, aquí encontrarán más detalles sobre el fondo de la cuestión.
- El argumento moral, deontológico o expresivo de los anulistas –“yo no voto por indignos, protesto contra ellos”– es irrebatible.
- Pero el argumento consecuencialista del voto nulo es fácilmente derrotado –con aritmética, teoría y evidencia– por el voto de castigo.
- No hay forma “incorrecta” de votar. Vota como quieras: es tu voto, tu moral y/o tu pragmatismo.
- La pregunta de fondo es clave: ¿cuál es la mejor forma de presionar a los políticos, “anulando como protesta” o “casgtigando con votos”?
- Hay mucho debate sobre el sesgo partidista del voto nulo. De haberlo, es de impacto trivial. Acaso es más grave el abstencionismo.
- Sea cual fuere el resultado del domingo, sería absurdo culpar a los anulistas de una decisión colectiva.
- Por otro lado, si para los anulistas resulta irrelevante la composición del Congreso, será interesante ver sus reacciones el mismo lunes.
- Intenciones del voto nulo: lo que para unos significa un acto de protesta, para otros es un aval del statu quo o del resultado electoral.
- Considera las consecuencias de tu voto. En política, como en tantas otras cosas, importan más las consecuencias que las intenciones.
- Basta que el partido en el gobierno pierda 2 curules para que pierda la mayoría simple en el Congreso. ¿Quieres incidir en ello? Vota.