Por Javier Márquez y Javier Aparicio
La iniciativa de reforma política del Presidente Felipe Calderón propone, entre otras cosas, disminuir de 500 a 400 curules la Cámara de Diputados. La propuesta es mantener la proporción de curules uninominales (de 300 a 240) y plurinominales (de 200 a 160). ¿Qué efectos tiene esta propuesta, más allá del efecto retórico de “tener menos diputados”?
Dejando de lado el impacto de una menor Cámara en los problemas de coordinación parlamentaria, el efecto neto de esta reforma en la correlación de fuerzas del Congreso es difícil de anticipar por tres razones. En primer lugar, la reducción de diputados uninominales de 300 a 240 implica por fuerza una redistritación, la cual puede modificar notablemente el número de curules de mayoría relativa de los principales partidos políticos. Esto se debe a que la distribución territorial de las preferencias políticas no es homogénea para cada partido. De hecho, distritos de mayor tamaño pueden afectar relativamente más a aquellos partidos que tienen una base electoral regionalmente concentrada, como el PRD.
En segundo lugar, la reducción de curules plurinominales (manteniendo constantes los de mayoría relativa) a su vez produciría un mayor “sesgo mayoritario” al interior de la los Cámara. Por ejemplo, si hoy no hubiera plurinominales el PRI tendría 184 de 300 curules (61.3% de la Cámara) en vez de 237 de 500 (47.4%) asientos que hoy tiene por ambos principios. Por último, si el número de plurinominales es relativamente bajo, los partidos políticos pequeños difícilmente alcanzarían los votos necesarios para conseguir más de unos cuantos escaños.
¿Cuál sería el efecto disminuir el número de curules plurinominales, manteniendo otros factores constantes? La siguiente gráfica ilustra el tamaño relativo de las bancadas como una función del número de curules plurinominales en un rango de 50 a 300. Las simulaciones utilizan los resultados electorales de 2006 y asumen que los resultados de los 300 distritos de mayoría relativa permanecen sin cambio. Es decir, estamos simulando una Cámara que va desde 350 a 600 curules–una Cámara mixta cada vez “más proporcional”.

Porcentaje de curules en la Cámara en función del número de curules plurinominales, manteniendo constantes los resultados de 2006. (Fuente: Márquez y Aparicio, 2010)
Como puede apreciarse, el porcentaje de curules totales no varía más de 2 puntos porcentuales con respecto al porcentaje realmente observado en 2006 (líneas punteadas). Conforme la Cámara se hace “más proporcional”, la bancada del PAN y la Coalición Por el Bien de Todos (PBT) –los punteros en 2006– disminuye en términos relativos. Por otro lado, las bancadas del PRI+PVEM (APM), Nueva Alianza y ASDC, aumentan relativamente conforme se crece el número de plurinominales–tal y como es de esperarse de una Cámara “menos mayoritaria”. Nótese, además, que el tamaño de las bancadas de NA y ASDC tienen cambios “más bruscos”, debido a su reducido número de votos.
En resumen, reducir el número de plurinominales de 200 a 160 tiene efectos muy modestos en las bancadas de los principales partidos (menores a 2%), pero que pueden ser sustanciales para los partidos pequeños. Sin embargo, reducir el número de curules de mayoría relativa puede tener un impacto significativo en la composición de la Cámara, pues la redistritación alteraría el sesgo mayoritario y, sobre todo, el sesgo partidista de la distritación actual. Por último la economía política de disminuir el tamaño de la Cámara tampoco es nada sencilla: considérese tan sólo el problema de determinar quiénes serían los 60 municipios que dejarían de ser cabezas de distrito.
Para más detalles sobre estos resultados, véase:
- “Un modelo Monte Carlo para la Cámara de Diputados en México“, con Javier Márquez, Política y Gobierno, vol. XVII, no. 2, 2010, p351-379 .
- “Tamaño del Congreso, redistritación y umbral de representación“, con Javier Márquez, en: Negretto, Gabriel (editor). Debatiendo la reforma política: claves del cambio institucional en México. México, D.F.: Centro de Investigación y Docencia Económicas, 2010. Págs. 83-126.
Pingback: Cómo evaluar reformas electorales « Javier Aparicio / Public Economics
Pingback: Reducir plurinominales favorece al Edomex | Javier Aparicio dot net