Coaliciones y votos

En mi columna semanal para Excélsior, “Voto razonado” (28 junio 2014) discuto cómo ha evolucionado la contabilización de los votos de alianzas o coaliciones electorales en México y la reciente controversia sobre el Artículo 87 de la Ley General de Partidos.

Curules 2012 sin voto coaliciones (elaborado por Javier Márquez)

Curules 2012 sin voto coaliciones (elaborado por Javier Márquez)

Coaliciones y votos

Apenas en mayo pasado los legisladores aprobaron nuevas leyes electorales y ya las quieren cambiar. La más reciente controversia es sobre el cómputo de los votos por coaliciones en el reparto de diputados plurinominales y prerrogativas. Las coaliciones electorales son cada vez más frecuentes por una simple razón: los partidos políticos, ideologías aparte, necesitan ganar elecciones para sobrevivir. Y, al producir elecciones más reñidas, las coaliciones sirven para tal fin. Sin embargo, la contabilización de los votos de una coalición no es tan sencilla como parece. Veamos.

Hasta hace unos años, los partidos políticos que hacían coalición aparecían en la boleta electoral con un solo logotipo y los votos recibidos se repartían entre los partidos integrantes, según lo acordaran ellos mismos. Por ejemplo, el PRI podía convenir dar 20 o 30% de los votos obtenidos por la coalición al PVEM, o el PRD ayudar del mismo modo al PT. El problema de este esquema es que permitía una transferencia arbitraria de votos, más allá de las intenciones del votante.

A partir de 2008, la ley señalaba que los partidos en coalición debían aparecer con logotipos separados en la boleta, lo cual hacía más sencillo saber cuántos votos recibía cada uno. Como los partidos pequeños temían salir perjudicados, la ley permitía que se marcaran dos o más logotipos de un mismo candidato. Así nacieron los extrañísimos votos “dobles o triples”: en 2012, había 12 formas distintas de votar por alguno de los cuatro candidatos a la Presidencia, por ejemplo. De hecho, muchos electores se confundieron y acabaron anulando votos cuando en realidad querían votar por el PRI-PVEM.

¿Qué hacer con un voto por dos o tres logotipos de un mismo candidato? Según el Cofipe, estos sufragios contaban como un solo voto para el candidato común, pero la suma de votos dobles o triples se repartía igualitariamente entre los partidos de la coalición. Por ejemplo, en 2012, los candidatos a diputados del PRI y/o PVEM recibieron en total 38% de los sufragios: 29.87% de los electores marcaron sólo por el PRI; 4.06%, sólo el PVEM; y 4.12%, por ambos partidos. Al aplicar la regla de reparto, al PRI se le contabilizaron 31.89% de los votos y al PVEM, 6.10%. Estos porcentajes fueron muy importantes para la asignación de diputados plurinominales y el financiamiento público de ambos partidos. ¿De verdad tantos votantes se inclinaron por el PVEM? Nunca lo sabremos, pero así lo marcaba la ley.

La nueva ley electoral intentó eliminar esta transferencia de votos en favor de los partidos pequeños pero, para variar, lo hizo de manera contradictoria. La Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales señala que los votos por dos o más partidos coaligados deberán prorratearse igual que antes (Art. 311). Pero la Ley General de Partidos Políticos señala que tales votos contarán para los candidatos, pero no podrán “ser tomados en cuenta para la asignación de representación proporcional u otras prerrogativas” (Art. 87).

¿Qué tan grave puede ser todo esto? Según cálculos de Javier Márquez, politólogo experto en sistemas electorales, si el criterio de la nueva ley de partidos hubiera sido aplicado en las elecciones de 2012, las bancadas del PRI y PAN tendrían siete y cinco diputados plurinominales más, respectivamente. Por otro lado, el resto de los partidos perderían curules: el PVEM, cinco menos; el PT, cuatro; Movimiento Ciudadano, dos; y el PRD, una.

Si todo lo anterior parece confuso y absurdo es porque lo es. No existe una forma sensata de adivinar las intenciones de un voto por dos o más partidos en una misma boleta: ignorarlos es tan arbitrario como prorratearlos. La solución más simple sería que sólo se pudiera votar por uno y sólo uno de los partidos, haya coalición o no. Otra solución sería utilizar una boleta para diputados de mayoría relativa y otra más para los de representación proporcional, como se hace en el resto de los países con sistemas electorales mixtos. Ambas soluciones serían deseables, por lo que sospecho que no pasarán.

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