About Javier Aparicio

Profesor de la División de Estudios Políticos del CIDE, en México. (Assistant professor in the Political Studies Division at CIDE).

Hillary Clinton y los estereotipos de género

¿Importa el género de una candidatura presidencial? ¿Mucho o poco? ¿Deberían de hacerlo?  A propósito de la candidatura presidencial de Hillary Rodham Clinton, esta semana dediqué mi  columna de Excélsior, “Voto razonado” (30 julio 2016) a discutir estas preguntas. Al final incluyo varias lecturas relacionadas sobre estereotipos y sesgos de género en las elecciones.

Hillary Rodham

El 26 de julio pasado, el Partido Demócrata de Estados Unidos nominó oficialmente a Hillary Rodham Clinton como su candidata presidencial. Propios y extraños reconocen que se trata de un acontecimiento histórico para la democracia norteamericana,  justo como ocho años atrás lo fuera la candidatura de Barack Obama por el mismo partido. Vale la pena destacar que, en gran medida, lo histórico de estas candidaturas no radica en sus plataformas, decisiones o experiencias personales, sino por el género de una y la raza del otro, aspectos que si bien forman parte de su currículum vitae no fueron elecciones personales. Continue reading

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Brexit o los dilemas del referéndum

En mi columna de Excélsior de esta semana (25 junio 2016) discuto el Brexit, el referéndum del Reino Unido para consultar si deben o no abandonar la Unión Europea.

En otras ocasiones he escrito sobre democracia directa, consulta popular, la ley de consulta popular en México, así como los recientes referéndums en Escocia 2014 o Grecia 2015 (aquí y aquí).

El dilema Brexit

El 23 de junio de 2016, más de 33 millones de ciudadanos del Reino Unido acudieron a las urnas para responder una pregunta simple y grave a la vez: “¿Debe el Reino Unido permanecer como miembro de la Unión Europea o debe abandonar la Unión Europea?”. 17 millones 410 mil 742 personas, 51.9% del total, opinaron que debe abandonarla. Las consecuencias del Brexit, como se denominó a este inusual referéndum, se hicieron sentir enseguida en todo el mundo —y lo seguirán haciendo en el mediano y largo plazo—.

En columnas pasadas he discutido las ventajas y desventajas de los mecanismos de democracia directa. En esta entrega quiero concentrarme en dos cuestiones particulares: uno, el dispositivo para tomar una decisión colectiva de esta relevancia, y dos, cómo procesar sus consecuencias. Continue reading

PREP vs. Conteo Rápido Veracruz 2016

Desde 2006, las controversias en torno al PREP son comunes y corrientes. Este año la controversia mayor ocurrió en la elección para la gubernatura de Veracruz. El conteo rápido estimó que el ganador sería el candidato del PAN-PRD (Miguel Ángel Yunes), mientras que en las primeras horas del PREP el primer lugar lo ocupaba Morena (Cuitláhuac García). Por otro lado, las primeras encuestas de salida anticipaban un triunfo reñido para el PRI. Sin embargo, 24 horas después, el resultado PREP acabó dentro del intervalo estimado por el Conteo Rápido. ¿Cómo pasó eso?

Primero, las definiciones. El PREP es un mecanismo de monitoreo, en tiempo real, del flujo de datos electorales de las casillas conforme llegan a los centros de acopio en las juntas distritales de cada entidad del país.  El PREP no es un instrumento que permita hacer pronósticos válidos o confiables toda vez que no está basado en una muestra representativa de casillas, sino en el flujo acumulado, en tiempo real, de las casillas: es una especie de censo. Y como este flujo tiene por naturaleza una serie de sesgos (urbanos y geográficos, por ejemplo), es muy difícil obtener resultados representativos a partir del PREP. Y si las preferencias electorales también tienen un sesgo urbano o geográfico, el PREP lo reflejará.
En el caso de Veracruz, Morena tuvo altas votaciones en Xalapa, Coatzacoalcos, Orizaba y Poza Rica, todos con una mayor proporción de casillas urbanas –y que llegan más rápido a los centros de captura– que el resto de la entidad.

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Hoy no circula

Hace un par de semanas, a propósito de la contingencia ambiental, escribí en Excélsior sobre la “Tragedia de los Comunes“. Ahora que se han anunciado nuevas medidas para reforzar el programa Hoy No Circula, abordo nuevamente el tema: “Hoy Tampoco Circula

Lucas Davis, economista y profesor de la Universidad de California en Berkeley, realizó un detallado estudio de la primera versión del programa Hoy No Circula implementada en 1989 y su impacto en la calidad del aire de la ciudad. Usando datos de las estaciones de monitoreo —por día y hora— antes y después de la implementación del programa, Davis encontró que el HNC no mejoró la calidad del aire entre semana y, de hecho, ésta empeoró los fines de semana. ¿Cómo pudo ocurrir esto?

El estudio arroja varias claves: el uso del transporte público no aumentó como era de esperarse. Lo que sí aumentó significativamente fue el consumo de gasolina, el uso de taxis, así como el número de autos nuevos y usados.  Es decir que muchos hogares adquirieron un auto adicional con el agravante de que, si era usado, éste podía ser más contaminante que el auto que no circulaba.

Ahora bien, el que el HNC no haya funcionado en aquel entonces no implica que hoy esté condenado al fracaso: quizá hoy sí nos bajemos del coche para subirnos al metrobús, quizá hoy comprar un 2o coche no sea tan contaminante, quizá hoy habrá más car-pooling, etc. Al mismo tiempo, la evidencia de aquellos años sugiere que no podemos suponer a ciegas que el HNC funcionará esta vez. Vaya, si el HNC “funcionara” durante estos tres meses, tampoco implicaría que seguiría haciéndolo al volverlo permanente. El fondo del asunto es que necesitamos un diagnóstico adecuado del problema y evaluar seriamente las alternativas disponibles y su factibilidad. Por ejemplo: si resulta indispensable reducir el número de vehículos en circulación, racionar su uso es solo una opción; cobrar más por usar autos o circular en ciertas zonas y horarios es otra, por ejemplo.

Aquí encontrarán el artículo. Y estas son algunas de las gráficas de su análisis:

Fuente: Davis, Lucas W. The Effect of Driving Restrictions on Air Quality in Mexico CityJournal of Political Economy, 2008, 116(1), 38-81. Continue reading

Un modelo fallido de comunicación política

Esta semana escribí dos comentarios sobre el modelo de comunicación política vigente en México desde 2008.  Primero, en mi columna para Excélsior, “Voto razonado” y, un par de días después, en la Tribuna de Milenio junto con Jorge Buendía, Jorge Javier Romero y Esteban Illades. Aquí encontrarán ambos.

Modelo fallido (Excélsior, 12 marzo 2016)

El pasado fin de semana, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ordenó suspender la difusión de un spot en el que Andrés Manuel López Obrador, líder del partido político Morena, criticaba la compra del avión presidencial y sentenciaba: “En 2018, lo vamos a vender”. En un primer momento, la comisión de quejas y denuncias del INE había descartado suspender la transmisión de estespot, pero el Tribunal opinó lo contrario. Continue reading

¿Candidaturas independientes para la Asamblea Constituyente CDMX?

Como sabemos, para obtener el registro como candidata(o) independiente para la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México hacen falta, entre otras cosas, 1% de firmas de la lista nominal (7,379,200 electores). Sea r el umbral mínimo de firmas requeridas.

Ahora bien, para obtener una curul hacen falta al menos 1/60 o 1.66% de los votos totales. Sea g ese umbral mínimo de votos y t la tasa de participación electoral observada el 5 de junio próximo.

Si la tasa de participación electoral es menor a 60%, r será mayor a g: habrán sido necesarias más firmas para conseguir el registro que votos para ganar una diputación constituyente.

constituyenteCDMX

Aquí una columna reciente al respecto.

¿Basta un referéndum para Grecia?

¿Bastaba un referéndum para que Grecia saliera de su crisis? En estos días ha habido un gran debate en redes sociales y blogs sobre Grecia, su deuda y “el referéndum”. Van unas notas al vuelo y desde un punto de vista no experto, conste.

1. Por un lado, leo a politólogos –y a otras voces que simpatizan con la democracia directa– argumentando que la “banca perversa” merece perder y “los griegos” ganar, y que es una gran cosa es que el pueblo griego decida si paga o no paga las deudas incurridas por su gobierno.

2. Por otro lado, leo a economistas famosos como Krugman argumentar que “la democracia vale más que un arreglo monetario”, a Piketty acusar a Alemania de carecer de autoridad moral para cobrar puesto que “nunca pagó sus deudas” con Europa tras la segunda guerra. Por su parte, Stiglitz se desgarra vestiduras al decir que los acreedores “ni necesitan” el dinero que exigen a Grecia. Y muchos otros más repitiendo que no sería la primera ni la única vez que hay que perdonar deudas a un país (digo, un gobierno) en aprietos.

3. Por desgracia, me temo que a muchas de esas voces les sobra romanticismo y les falta realismo. (Por fortuna, tampoco son escasos los economistas y politólogos –griegos y no– que lamentan todo esto y urgen al gobierno a negociar responsablemente: es decir, hay más debate sustancial que la aparente postura buena onda de apoyar al deudor contra el acreedor abusivo). Continue reading

10 tuits sobre voto nulo vs. voto de castigo

El viernes 5 de junio tuiteé 10 ideas rápidas sobre el debate entre voto nulo vs. voto de castigo. Aquí los recopilo for the record. Y, por si acaso, aquí encontrarán más detalles sobre el fondo de la cuestión.

  1. El argumento moral, deontológico o expresivo de los anulistas –“yo no voto por indignos, protesto contra ellos”– es irrebatible.
  2. Pero el argumento consecuencialista del voto nulo es fácilmente derrotado –con aritmética, teoría y evidencia– por el voto de castigo.
  3. No hay forma “incorrecta” de votar. Vota como quieras: es tu voto, tu moral y/o tu pragmatismo.
  4. La pregunta de fondo es clave: ¿cuál es la mejor forma de presionar a los políticos, “anulando como protesta” o “casgtigando con votos”?
  5. Hay mucho debate sobre el sesgo partidista del voto nulo. De haberlo, es de impacto trivial. Acaso es más grave el abstencionismo.
  6. Sea cual fuere el resultado del domingo, sería absurdo culpar a los anulistas de una decisión colectiva.
  7. Por otro lado, si para los anulistas resulta irrelevante la composición del Congreso, será interesante ver sus reacciones el mismo lunes.
  8. Intenciones del voto nulo: lo que para unos significa un acto de protesta, para otros es un aval del statu quo o del resultado electoral.
  9. Considera las consecuencias de tu voto. En política, como en tantas otras cosas, importan más las consecuencias que las intenciones.
  10. Basta que el partido en el gobierno pierda 2 curules para que pierda la mayoría simple en el Congreso. ¿Quieres incidir en ello? Vota.

Resultados electorales para diputados 1997-2012

Estos son los mapas de resultados –a nivel distrito– de la primera y segunda fuerza en elecciones para diputados federales de mayoría relativa entre 1997 y 2012. La fuente de los datos y mapas es el SICEEF-INE.

Resultados por distrito para Diputados MR 2012

Resultados por distrito para Diputados MR 2009

Resultados por distrito para Diputados MR 1997 – 2006

Como se aprecia, una es la pluralidad que se evidencia en los ganadores o primeras fuerzas, y otra es la pluralidad en las segundas fuerzas. Los diputados pluninominales que a muchos enfadan, capturan esta última.

Por orto lado, los cambios o avances en la pluralidad en segundas fuerzas anticipan en cierto modo la pluralidad de primeras fuerzas de años posteriores. Basta comparar, por ejemplo, el mapa de segundas fuerzas en 1997 con el de primeras fuerzas en 2006.

La dinámica de los resultados electorales entre 2006, año en que el PRI fue la tercera fuerza en el Congreso, y 2009-2012, años en que este recuperó la primera fuerza, se ilustra muy bien con un diagrama de Sankey.

Cito de aquí en adelante el análisis de Javier Márquez:

Han habido “cambios importantes en el número de distritos ganados por los partidos políticos. La gráfica de abajo muestra la evolución del partido ganador en los 300 distritos del país. El ancho de las franjas es proporcional al número de distritos que ganó cada partido o coalición en las elecciones de 2006 (primera columna), 2009 (segunda columna) y 2012 (tercera columna). Por sencillez, los resultados están agrupados en tres bloques: (1) PAN, (2) PRI + Coalición PRI-PVEM y (3) PRD + Coalición PRD-PT-MC.

Flujo de triunfos distritales Diputados MR 2006-2012

Pero quizá lo más interesante del diagrama de arriba es que las victorias distritales de un partido no provienen necesariamente de distritos que les fueron favorables en el pasado. Por ejemplo, en 2009 el PAN ganó 70 distritos. En 2012 ganó 52 distritos, de los cuales, la mayoría provino de distritos que el PRI o su coalición ganó en 2009. A su vez, el PRI ganó un número considerable de distritos que el PAN ganó en 2009.

La gráfica también ilustra los patrones de competencia que mencioné en un post anterior: el flujo de distritos entre el PAN y el PRD es muy pequeño; la mayor parte de los flujos interpartidistas involucran al PRI. De ahí que la fragmentación de la oposición en la próxima elección podría ayudar al PRI a compensar el midterm loss.”

2 mitos del voto nulo

Dicen por ahí que el voto nulo es más eficaz que el voto de castigo. ¿Será?

1. ¿Estás harto del sistema de partidos? El voto nulo ayuda a todos los partidos a mantener el registro.

formula3porciento

La lista nominal al 15 de abril de 2015 es de 83,563,190 votantes. Si todos votamos, cada partido requeriría al menos 2.5 millones de votos (3% del total) para sobrevivir. Pero si solo vota la mitad de los empadronados –un escenario realista–, cada partido necesita al menos 1.25 millones de votos. Los votos nulos no cuentan en la suma de votos válidos, por lo que equivalen a abstenciones. Por ello, a mayor voto nulo, menos votos requerirá un partido para mantener el registro.

Este efecto es independiente de las preferencias partidistas de los anulistas y no asume que ellos favorezcan a tal o cual partido. Los votos nulos no necesariamente benefician a un partido en particular, ayudan “a todos” a superar el umbar de 3%. Y esto ocurre porque cada partido político tiene una capacidad –mayor o menor– de movilización de votos.

2. ¿De votante partidista a anulista? El voto nulo afecta menos al partido que te decepcionó que un voto de castigo.

algebravotonulo

Si dejas de votar por el partido con el que antes simpatizabas y ahora anulas tu voto, disminuyes la fuerza de ese partido; pero como el voto nulo no es un voto válido, también disminuyes la suma de votos totales, lo cual ayuda a ese mismo partido. En contraste, si dejas de votar por A y lo castigas votando por B, ineludiblemente perjudicas más al primero.

¿Voto nulo o voto de castigo? El debate

Al calor del cierre de las campañas electorales, en los últimos días he participado en diversos debates sobre el voto nulo. Aquí van las ligas a algunos de ellos:

Lecturas relacionadas:

Voto nulo vs voto de castigo

“Yo siempre he votado por X, ahora los castigaré anulando mi voto”. ¿Tiene razón o no ese planteamiento? No es una pregunta trivial porque, sospecho, muchos anulistas alguna vez votaron por algún partido político que los decepcionó y una reacción natural, antes que votar por otro partido con el que nunca simpatizaron, es simplemente retirarle su apoyo al primero.

Pasar de voto partidista a anulista afecta al partido X, pero resulta que un voto de castigo “ya sea por otro partido o candidato independiente” afecta MAS al partido que te desilusionó que meramente anular. Aqui va la demostración matemática:

algebravotonulo

Se trata de una diferencia infinitesimal porque, como ya se ha dicho, el voto individual tiene impactos infinitesimales. Lo que puede hacer la diferencia es el cúmulo de ellos. Pero, como ya se ha dicho, la aritmética del voto es ineludible.

Elecciones España 2015: ¿fin del bipartidismo?

Cada elección cuenta una historia. Y detrás de las elecciones municipales de España del 24 de mayo pasado hay una interesante historia de un bipartidismo que se diluye. En España están indignados desde la crisis de 2008-09. En un primer momento, en 2011, esto pareció beneficiar al derechista partido popular (PP) a costa del PSOE. “¡La democracia española no sirve: la economía va mal y la derecha se consolia!”, se apresuraron a decir algunas voces.

spain_municipal2007-2015

De aquel tiempo a la fecha se han acumulado escándalos en ambos partidos. Ayer hubo elecciones municipales y ahora cayeron ambos partidos: PP y PSOE. El PP cayó 10.5 puntos porcentuales respecto a 2011, el PSOE 2.7; y los votos nulos y blancos solo cayeron un punto.  Traducido en votos, el PP perdió 2.4 millones de votos respecto a 2011, el PSOE 670 mil, y los votos nulos y blancos cayeron en 255 mil. En 2011, el voto nulo o blanco fue de 4.2% y ahora fue de 3.2%. Hasta 2011, PP y PSOE fácilmente sumaban más de dos tercios del voto nacional. Ayer ambos partidos apenas sumaron 52% de las preferencias nacionales.

Así se ve (y se siente) un voto de castigo. Así se ve, también, un sistema electoral donde no es tan difícil que nuevas fuerzas políticas lleguen a la boleta: lo difícil era que ganaran frente a dos partidos dominantes.

¿Será este el fin del bipartidismo español? En diciembre habrá elecciones parlamentarias y es muy probable que la fragmentación política aumente aún más. Ni España ni México son las primeras democracias en hartarse de los “partidos tradicionales”, pero derrotarlos lleva tiempo. Continue reading

El voto nulo ayuda a los partidos

Los votos nulos, al igual que el abstencionismo, ayudan a que los partidos políticos mantengan su registro, sus prerrogativas y sus curules. ¿Por qué?

Cualuquier partido político mantiene su registro si:  formula3porciento

La aritmética es irrefutable: A mayor abstencionismo, menor será la suma de votos válidos, y menor será el número de votos necesarios para mantener el registro. A mayor anulismo, menos votos necesarios para mantener el registro.

Hasta antes de 2014, los votos nulos contaban para la votación emitida con la cual se estimaba si un partido mantenía su registro. Este umbral era de 2% y ahora es de 3%. Pero eso no es todo, ahora los votos nulos no cuentan para la votación válida emitida con la que se realiza ese cálculo.

La constitución señala que cualquier partido que NO consiga al menos 3% de la votación válida emitida en cualquiera de las elecciones federales (ya sea para diputados, senadores o presidente) perderá su registro (Art. 41, fracción I)

Antes de 2014, la Ley exigía un mínimo de 2% de la votación total emitida, entendida como la “suma de todos los votos depositados en las urna”. Pero tras la última reforma electoral, la votación válida emitida será la que resulte de restar a la suma de todos los votos depositados en las urnas, los votos nulos y los correspondientes a los candidatos no registrados.

Los votos nulos, al igual que el abstencionismo, producen sobrerrepresentación, lo cual puede ayudar a ciertos partidos a conseguir una mayoría en el Congreso. Y también ayudan a que los partidos pequeños mantengan su registro, sus prerrogativas y sus curules. Se vale votar como quieras. Pero vale la pena razonar las consecuencias de tu voto.

Nota: Este efecto es independiente de las preferencias partidistas de los anulistas y no asume que ellos favorezcan a tal o cual partido. Los votos nulos no necesariamente benefician a un partido en particular, ayudan “a todos” a superar el umbral de 3%. Y esto ocurre porque cada partido político tiene una capacidad –mayor o menor– de movilización de votos. Ahora bien, si los anulistas o abstencionitas tuvieran un fuerte sesgo partidista, entonces podrían tener un impacto en el resultado electoral–cosa que no afirmo y que es una cuestión empírica distinta al efecto aritmético señalado aquí.

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Voto nulo y wishful thinking

El 7 de mayo pasado, los estudiantes del Colmex me invitaron a participar en una mesa redonda sobre el voto nulo. Estas son algunas notas al vuelo sobre los “efectos mecánicos vs. psicológicos del voto nulo”, que resumen mi postura en aquella mesa.

El voto nulo, al igual que el abstencionismo, produce sobrerrepresentación. (Lo demás es wishful thinking.)

  1. Cada quien hace lo que quiere con su voto. De hecho, muchos votos son irrelevantes (por no ser determinantes en el resultado), así que anular o no la verdad tampoco es tan importante… pero si la sobremesa insiste, aquí vamos.
  2. Efectos mecánicos o aritméticos. El “efecto en los resultados electorales” del voto nulo es… casi nulo: al no revelar preferencias, no da ni quita triunfos.
  3. Al igual que el abstencionismo, lo que sí producen los votos nulos es sobrerrepresentar la fuerza real de los “votos válidos”: si la mitad de la gente anula o se abstiene, las preferencias y votos expresadas por la otra mitad valen el doble en la cofiguración de un congreso, por ejemplo..
  4. Pero si poca gente anula su voto, la verdad esto tampoco es un gran problema. En todo caso el problema real es el abstencionismo: 50% de abstencionismo produce mucho más sobrerrepresentación que 5% de votos nulos. La verdadera tragedia es que, teniendo sufragio universal, mucha gente se abstenga de ejercerlo.
  5. Quizá por ello, los partidos temen más al voto de castigo que al voto nulo o el abstencionismo: los partidos pierden o ganan con votos válidos, sea cual sea el nivel de nulos o abstencionistas.
  6. Efectos psicológicos: Visto como “acto de protesta“, el voto nulo puede tener efectos tan ambiguos como ir a una marcha o indignarte en redes sociales: a veces puede tener consecuencias reales, pero a veces éstas solo existen en tu mente. Pero si protestar te hace sentir bien, nadie puede reclamártelo: también es tu derecho.
  7. Argumentar que el voto nulo es una forma eficaz de protesta asume que los políticos serán más sensibles ante los votos nulos que ante los votos válidos o de castigo (mismos que pueden costarles un triunfo electoral, curules, presupuesto, supervivencia, etc.)
  8. Tu voto es tu voto. Al final de cuentas, es tan válido o legítimo “votar por o contra X”, como “protestar anulando”. Lo que me parece inadmisible es otorgarle más “consecuencias” a lo segundo que a lo primero: un voto que revela preferencias vale por dos: es un voto más para X, y un voto menos para las demás opciones. No puede decirse lo mismo de los nulos.
  9. Pregunta del ácido: ¿con cuántos votos nulos pedería su registro alguno de los partidos que te tienen tan insatisfecho? Respuesta: a partir de 2014, los votos nulos no cuentan para calcular el 3% de voto mínimo para que un partido mantenga el registro. (Antes sí contaban, por cierto).
  10. “No quiero votar por los mismos de siempre: todos son iguales.” Decir que “todos son iguales” es un bandera común de anulistas y abstencionistas. Lo curioso de esa justificación tan amplia y general es que basta UNA sola excepción para invalidarla.
  11. Basta una legislación o política pública implementada en los últimos años que a ti te guste para demostrar que la competencia electoral a veces produce buenos resultados. (Por ejemplo, chilangocéntricamente, sospecho que a muchos anulistas les gustan las ecobicis, el metrobus y/o la legalización del aborto. Sospecho, también, que la competencia electoral produjo esas políticas.)
  12. Otra cosa es indignarse por la insuficiencia de resultados. Pero en este caso mi hipótesis es que el voto de castigo produce más y mejores resultados que anular un voto por la sencilla razón de que los políticos temen más a perder elecciones que a perder legitimidad vía “el látigo del desprecio anulista”.
  13. Se acepta evidencia (no anecdótica no retórica, por favor) de que mi hipótesis anterior es falsa.

Lecturas relacionadas:

  • Aquí encontrarán otras entradas sobre el voto nulo en este blog.
  • Aquí mi defensa del voto de castigo. Y aquì otra de Jesùs Silva-Herzog.
  • Mi colega José Antonio Crespo ha escrito reiteradamente en favor del voto nulo: aquí, aquí y aquí.  Paola Saeb también hace una defensa del voto nulo. Y aquì otra más de José Ignacio Lanzagorta.